Experiencia de voluntariado internacional en Ecuador

edificioEsta es nuestra vivencia, la de dos españolas que tienen una inquietud interna y que gracias a la Fundación Benito Menni de las Hermanas Hospitalarias fue posible llevar a cabo el voluntariado Internacional en Quito, Ecuador.
Estábamos muy ilusionadas por conocer otra forma de trabajo, a la par que poder ayudar en lo que fuera necesario. Afortunadamente ese sentimiento fue recíproco ya que desde el principio percibimos el calor y la hospitalidad de todos los profesionales del centro, desde la dirección hasta el personal asistencial y administrativo. Esta situación favoreción que nos adaptásemos con mayor facilidad a una cultura desconocida para nosotras. 
Ha sido una experiencia muy positiva. En cuanto al ámbito laboral la confianza que han depositado en nosotras las personas responsables, ha hecho que desarrollemos al máximo nuestras capacidades y conocimientos, dándonos la oportunidad de integrarnos y participar activamente en el cuidado de las diferentes unidades del Instituto. Pero esta adaptación no ha sido fácil, puesto que el “choque cultural” supuso una limitación en nuestra labor diaria durante los primeros días. Por tanto, decidimos observar, aprender las costumbres, la organización y el modo de trabajo para ser más eficaces y contribuir adecuadamente en el desarrollo de los valores de la Institución.
En lo relativo a lo personal, creemos que ha sido mayor el aprendizaje que la aportación que hemos ofrecido. Ha sido un ejercicio de desarrollo de habilidades sociales por diferentes motivos. En primer lugar la forma de comunicación entre los miembros del equipo y la relación profesional-paciente que dista de la conocida por nosotras. Otro aspecto que nos ha llamado la atención es el exceso de labor administrativa del trabajador, dejando en un segundo plano una mayor dedicación de las necesidades del paciente.
Para finalizar, queremos agradecer a todos y cada uno de los profesionales del Instituto el apoyo que nos han prestado durante nuestra estancia. Por un lado al equipo de cocina por darnos a conocer la gastronomía del país y siempre valorando la calidad y la cantidad de la comida para satisfacer nuestros gustos. Al personal de apoyo, por estar atento de la limpieza y comodidad de nuestra hospedería. También ha sido importante la labor del personal de sistemas, por facilitarnos la conexión telefónica con nuestras familias y la disponibilidad ante problemas técnicos. Igualmente a los guardas, quienes siempre han estado pendientes de nuestra seguridad.
Por último y no por ello menos importante, agradecemos al equipo directivo la buena acogida, la atención y amabilidad en estos dos meses. Finalmente a las Hermanas, por abrirnos las puertas de su casa y darnos la oportunidad de haber podido vivir esta bonita experiencia.

Sara Martínez y Rocío Román

Vivencias …Se puede estar contento con lo que se tiene y que no se necesita nada más. Maputo (Mozambique), Cebú (Filipinas)

maputo2Existe una tribu en África que en lugar de contar los años vividos desde que nacieron, cuentan los días que han sido felices durante su vida. Pues bien, me siento feliz de haber aumentado mi cuenta personal en 6 meses más desde que salí de casa.
Mi nombre es Xavi Velasco y he estado trabajando como voluntario con las hermanas por casi 6 meses. En primer lugar en Maputo, Mozambique, donde pasé tres meses, y después en CebuFilipinas, donde tuve la suerte de ser el primer voluntario español que pisaba estas tierras durante dos meses y medio. Ahora mismo estoy escribiendo esto desde la ciudad de Pasig, Manila, en la última semana de mi experiencia. 
Llegué aquí con la idea de cambiar el mundo. Tenía miles de cosas en mi mente, energía como para parar un tren, y unas ganas de ayudar y aprender que creo nunca había tenido, pero cuando llegas, todo es diferente. Nada de lo que me podía imaginar era lo mismo, no llegas a hacerte una idea de nada de lo que vas a ver o sentir, pero ahí está la gracia de todo esto, es lo que realmente hace que sea una experiencia inolvidable.
maputo3Un voluntariado de 6 meses, parece mucho tiempo, pero se me ha pasado volando. Cuando quise darme cuenta, ya estaba de vuelta a casa, y aun no era consciente de cuanto había aprendido por el camino. La gente, la comida, el clima, la rutina diaria… son sólo algunas de las cosas a las que tienes que acostumbrarte cuando estas tan lejos de casa. Así que tener la iniciativa e intentar hacer cosas, como por ejemplo aprender su idioma autóctono, no el oficial (que por cierto, es algo prácticamente imposible), es una buena idea para lograr adaptarse. A pesar de todo esto, en todo momento me he sentido como en casa, y eso ha sido gracias a las hermanas y a los trabajadores y trabajadoras de los centros donde he trabajado.
Más tarde me di cuenta de que he formado parte de una pequeña parte de sus vidas y que no puedo hacer del mundo un lugar mejor en dos días. He aprendido que se puede estar contento con lo que se tiene (que en estos casos suele ser poco), y que no se necesita nada más. Que lo que tienen lo comparten, y que los problemas que realmente tenemos nosotros no son nada en comparación con los de ellos. Y creo que aún hoy por hoy no soy consciente de todo lo que he aprendido durante estos meses.
Según los psicólogos, ayudar a los demás es un acto egoísta, porque se hace para sentirse mejor con uno mismo. No sé si esto es así, pero para mí, no hay nada en este mundo que me realice igual como persona, y no hay nada que me haga más feliz. Creo que no existe mejor manera de aprovechar el tiempo.
Por último, quisiera agradecer todo esto, que creerme, no es poco, a todas esas personas que han hecho que este sueño se hiciera realidad y no se convirtiese en una pesadilla, a la Fundación Benito Menni, a las hermanas y a la congregación. Khanimanbo Mozambique, salamat Filipinas, realmente habéis cambiado mi vida (espero que este año me dejen volver).

Mi experiencia en Cochabamba, Bolivia

Cochabamba1

Cochabamba ha significado aprender, compartir y respetar.

Cada una de las personas con las que me he cruzado en esta aventura han dejado su huellita en mi corazón. Miradas, gestos, y sobre todo sonrisas que te llegan al alma de la manera más humilde y que también, a veces, pueden resultar arrolladoras. Ver cómo personitas, tan frágiles, tan expuestas son capaces de luchar diariamente con todas sus fuerzas por algo que nos parece tan simple como respirar, comer, vivir,…

Y la bondad. Esa capacidad humana que nos lleva a ayudar a otras personas que se encuentran en situaciones desfavorecidas sin esperar nada más que su bienestar.

Hoy en día, en este mundo caótico, pararnos a escuchar, pararnos a estar. Estar ahí. Eso es lo que he visto aquí. Y de repente, el mundo se para con una sonrisa o un pequeño gesto de gratitud, de alegría….

Y te das cuenta de que lo que es realmente importante no entiende de tiempo, porque esos momentos fugaces te acompañarán para siempre.

Mi experiencia en Mozambique

niñosHan pasado casi tres meses ya desde que volví de Mozambique y todavía me cuesta encontrar palabras para describir mi experiencia allí. Cuando pienso en los dos meses allí vividos, se agolpan en mí tantos sentimientos y emociones  experimentadas que no sé por dónde empezar, aunque las personas acaban viendo en ti, más que en tus palabras, que esta experiencia de voluntariado ha sido algo que ha marcado tu vida, que ya no volverá a ser como antes.

Si tengo que contar lo que ha sido para mí este voluntariado me gustaría empezar diciendo que a mí me ha supuesto aprender. He aprendido lo que es tener un problema, he aprendido lo poco que cuesta sonreír, he aprendido lo mucho que puede llegar a transmitir un abrazo, he aprendido que cualquier excusa sirve para ser feliz, he aprendido lo frágil que puede llegar a ser la vida, y un largo etcétera. Crees que vienes de un sitio mejor, más desarrollado y que tienes mucho para enseñar, y no te imaginas las lecciones que te pueden llegar a dar.

Pero yo no fui para esto, yo fui a dar todo lo que pudiera de mí. Así que me puse rápidamente las pilas con el portugués y en dos semanas ya estaba dando clases a las crianças, dándoles de comer, aseándoles, jugando con ellos, haciendo visitas a sus familias… También pasaba tiempo en el centro de los adultos compartiendo tiempo y actividades con ellos, con el mismo cariño e ilusión que con los canijos. Pero no tenía un día a día estipulado, porque cuando estás para lo que se te necesite, bien puedes dar clase a trabajadoras del centro o un intensivo a una hermana, o bien puedes ir al mercado a comprar la comida de la semana o arreglar una silla de ruedas. Aunque aquí no acaba todo, porque siempre quedaba tiempo para pensar en cosas propias que quisiera aportar uno mismo; y con el apoyo incondicional de las hermanas y la
genial idea de otro voluntario, ¡sacamos adelante una mesa de ping pong!

En mi experiencia no puedo olvidarme de los voluntarios con los que he compartido todos estos momentos… Gente distinta, que si están allí es porque tienen cosas muy claras en su vida, cosas que para ti también son muy importantes y que os han llevado tan lejos de casa porque pensáis que otro mundo es posible, y no sois de los que os quedáis con los brazos cruzados esperando a que la tormenta pase. Con esta gente la experiencia se te hace más increíble aún, porque sí los momentos en el centro ya eran geniales, los fines de semana conociendo el país y la cultura a su lado eran un disfrute estupendo.

Quiero terminar agradeciendo a las hermanas todo lo que han hecho por mí, que me lo hayan puesto tan fácil, que me hayan adoptado como uno más en su comunidad y que me hayan regalado una experiencia así en mi vida. Que si se me da la oportunidad de repetir no lo dudaré, a ayudarlas en esta labor que tan cuidadosamente desempeñan y que es digna de mi más profunda admiración.

¡SAUDADES!

Diego

Experiencia de voluntario en Ghana

 

voluntariado ghanaLa experiencia vivida ha sido un antes y un después en nuestras vidas. Si habría que resumirlo en tres palabras, estas serían, crecimiento (humano, profesional, personal…), conocimiento y hospitalidad

Íbamos a la aventura, nunca antes habíamos hecho voluntariado de este tipo. Pero la experiencia ha sido inolvidable. Allí trabajamos en el hospital que tienen las hermanas en Assin Foso, cada una de nosotras en distintas zonas según nuestra especialidad (planta de pediatría, laboratorio y consultas/quirófano), así pasábamos todas las mañanas, conociendo las realidades de la forma más cercana posible.

Nuestro tiempo libre lo dedicábamos a ver la situación del país, conocer su gente, su cultura y sus múltiples religiones, la forma de ver la vida y la muerte, tan diferente a la nuestra, nos han hecho pensar y valorar de otra forma las cosas que teníamos en nuestra vida en España. Al final sin darnos cuenta, al llegar de nuevo, ya no somos las mismas personas que nos fuimos, somos distintas, nos sentimos más vivas y en paz con nosotras mismas.

Después de todo tenemos una cosa clara, ya no podemos dar la espalda a estas situaciones de pobreza e injusticia.
Ya padecemos una nueva enfermedad la “Africanitis”, ÁFRICA ENGANCHA. Ya estamos pensando en volver de nuevo.

Beatriz, Laura y Leyre

 

Experiencia Ebibeyin

Nuestras vivencias han quedado  impregnadas para siempre en nuestros recuerdos.

Foto2Esta es nuestra historia, brevemente resumidas todas nuestras vivencias en lo que ha dado de sí un mes de aventura africana, en donde las mañanas se convirtieron en un trabajo impactante, triste en ocasiones e inquietante y conmovedor en otras. Cada día era un nuevo descubrimiento, las vivencias con aquellas personas tan peculiares para nosotras y nosotras para ellas se convirtieron en un aprendizaje mutuo.

Las tardes también se convirtieron en un trabajo, pero éste más enfocado a nuestro ámbito. Las hermanas tuvieron la gran idea de animarnos a realizar un grupo de niños y niñas por la tarde con los que poder hacer actividades, y así fue. Hicimos e hicieron que las tardes en aquel lugar fueran apasionantes, divertidas, educativas e incansables. Aquellas personitas entraron en nuestra vida de una forma abismal, logrando que a través de juegos y talleres educativos nos llevásemos a España un recuerdo increíble e imborrable. Nos preocupaba un poco que se nos acabaran las ideas, pero con aquellos/as niños/as eran más que imposible, ya que les encantaba repetir los juegos que más les gustaban, de hecho uno de los momentos más divertidos que recuerdo era cuando llegaban ansiosos/as por empezar una hora antes de la  acordada.

Y por supuesto las hermanas se convirtieron en nuestra familia.

Me quedo en primer lugar con lo vivido, en segundo con que los/as niños/as en cierta manera han aprendido de nosotras a pequeña escala a respetar cosas importante que para ellos aún no lo son. Y por último nosotras nos llevamos a nivel personal y profesional una experiencia inolvidable, que esperamos podamos sacarle provecho a todos los niveles en nuestra vida. Y claro está, recordarla siempre como un viaje, una aventura fascinante y fugaz, pero infinita en nuestra memoria.

Ana Bel  Celeste

Experiencia de voluntariado en Dapaong-Togo

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…. un antes y un después

Ha sido interesante, para mi, poder aportar algo de conocimiento en nuestra forma de trabajar. Resulta difícil trabajar sin recursos (médico, medicinas para dar un tratamiento continuado, entre lo más básico).

Considero que hay mucho trabajo por hacer en Togo: Sensibilización ciudadana en las enfermedades mentales, recursos sanitarios (medicamentos, especialmente para la gente que no los puede pagar y que son la inmensa mayoría), especialización técnica y profesionales.

He tenido un conocimiento, bastante profundo del país, su gente, el sistema de salud y en concreto de la salud mental.

A nivel personal, una experiencia que ha marcado un antes y un después. Una concepción, sin fronteras, del ser humano. Un despertar de muchas emociones y sentimientos, que en la sociedad occidental, suelen permanecer escondidas.

La gente, allí, es muy agradecida y probablemente no son conscientes de todo lo que, a nosotros, nos han enseñado.

Es muy fácil querer y sentirse querido.

Repetiría para seguir aportando un poco de nuestros conocimientos y lo enfocaría hacia la formación del personal para que ello tuviese una continuidad.

Elsa (psicóloga especialista en psicología clínica)

 

 

 

 

 

Experiencia de voluntariado en Mozambique

Todas las manos son pocas 

mozambique

Es un país de contrastes y de la ciudad a donde está el centro de las hermanas, Mahotas,hay grandes diferencias. Aquí se ve más pobreza evidentemente y en la ciudad pasamucho más desapercibida y todo está más normalizado.

Desde mi llegada estoy en el centro que da atención a niños con desnutrición, VIH y discapacidad física y psíquica. La labor es muy bonita porque pasamos gran parte del día con ellos y se les coge mucho cariño, más aún porque son super alegres y cariñosos.

Ya les voy cogiendo el punto a cada uno porque son muchos y cada uno tiene una particularidad, a la hora de comer, en el aprendizaje a la hora de jugar y relacionarse… Estoy aprendiendo mucho con ellos y me voy soltando cada vez más con el portugués, en los ratitos de escuela ya les leo cuentos en portugués y me miran asombrados, también estoy muy contenta con las compis del centro, que en la gran mayoría son las mamás de los niños que acuden al centro, también trabajan sin descanso y cuando acaba la tarde cargan sus niños a la espalda y a casa tras una gran caminata, son heroínas estas mujeres.

manosLa semana que viene voy a empezar a ir también un rato al crps de adultos, que hace falta aunque las hermanas prefieren que este con los crianzas. El trabajo que realizan allí es como el nuestro, más con unos medios totalmente diferentes, muy, muy escasos, sobre todo en cuando a la medicación por lo que la estabilidad clínica aquí es más complicada.

Por lo demás todo bien, salvó el tiempo que ha estado malo casi todos los días… las compis voluntarias muy majas, todas portuguesas, ya estamos planeando cosas para hacer en los fines de semana. Ya conozco algunos poblados y Maputo, los desplazamientos son una pura odisea y aventuras sin parar, pero esto ya os lo cuento más despacio en persona.

Muitos beisinhos!!!

Inma

Experiencia de voluntariado en Guinea

 

Inocencia

Con los ojos bien abiertos y sonrisa mellada, entre la timidez y el respeto, salpicada la mirada por la curiosidad y la cara dura del que sabe lo que quiere… Toca suave mi piel con sus dedos chocolate, y con voz de cacao exclama: «¡Blanca!» Tras una pausa que mi vello aprovecha para erizarse a sus anchas, añade: «¡MUY BLANCA!»

Nuestras manos entrelazan dedos y como si solo bastase una mirada de aprobación mutua no se sueltan durante el camino que separa la cancha de la casa. Tierra, caminos, flores, lluvia, amarillo, verde, rosa, dedos, pies, pies descalzos, piedras y más piedras… Correr, correr por carreteras improvisadas, porterías, inventar goles, tropezar y reír, reír hasta el infinito, haciéndote pequeño en lo que tardas en llegar de una portería a otra… Y caer, caer rendido… Caer pensando que el día tiene las horas que tu quieras ponerle y que el sol sale cuando tu lo llamas… Salir a pasear y ver manglares, palmeras, y selva en cualquier dirección en la que mires… Carreteras infinitas con aceras imposibles, transitadas al ocaso por niños descalzos que vuelven a casa, como nosotros… Dormir, y volver a empezar.
Ahora ya sé porqué los miro a los ojos y parecen tener el doble de edad… Y es que cada día para ellos vale por dos. Suena bien, hasta que el jueves en la consulta, atiendes a las embarazadas y ves que la edad media de las primíparas es de 15, 16, 17… Entonces, de nuevo, vuelves a no entender nada! «y tu, ¿qué quieres ser de mayor?»

 

Azabache

 

Dibujo con el grafito de mi pupila el perfil de su nariz, coloreando con un pestañeo la atmósfera que nos separa, un tanto roída por el olor a vómito del paciente que la precedió hace tan solo un instante. Las bolsas de sus ojos parecen acumular no solo años sino historia, no solo insomnio, sino pesares. Su piel, chocolate, cubre músculos curtidos por el trabajo. No diría que por esos brazos pasaron 85 cálidos inviernos, o sí. Su voz entona suaves todas sus algias a modo de canto ya aprendido. Espigas azabache cabalgan desde la sien a ras del cuero hasta morir en la nuca. Apelmazadas y sintéticas avivan el retrato de frágil muñeca. Ni cincelados por Miguel Ángel aquellos ojos se habrían concebido tan simétricos, y ya quisiera Dar Vader (o como se escriba) poseer tanto poder en su espada como energía manaba de su iris oscuro. Por las aletas de mi dibujo, a duras penas, dificultoso, sale el aire que desechan sus pulmones consumido ya el oxigeno. Sus clavículas se elevan bajo el vestido que la cubre y los tensores que delimitan su cuello parecen estar a punto de soltarse y repartir latigazos a diestro y siniestro en la siguiente inspiración. Pero esto, lejos de dar aspecto enfermizo, la dota de un aire jovial, sensual y casi elegante. Sus clavículas elevando la tela, su piel sin arrugas, de olor suave y tacto canela.

 

Como Granitos de Café…

 

Como llevados por el vapor del asfalto llegamos hasta el hospital. Público. Público, que no gratuito. Al llegar al portón nos recibe un gran jardín. Espacios abiertos por los que pasear la enfermedad cuando uno la lleva a cuestas. Pero por aquellos paseos apenas la vida estaba presente. Nos limitamos al edificio de los niños. Una sala con unas ocho camas, todas ocupadas. Marco de metal blanco para un colchón cubierto de ropas y sábanas, empapado de multitud de jugos que han dejado solera a los camastros. Mosquiteras obstaculizan el fluir de los cables por los que circulan pócimas para la vida. Algunos apenas son motitas negras, como granitos de café sobre lechos de algodón. Dos semanas, seis semanas…

En todos aquellos brazos, un denominador común, una vía siempre atenta esperando servir de puerta para aquel suero de la vida. Aferrado a su piel, un trocito de cartón (de una caja de galletas cualquiera), amarrado con una cinta adhesiva para impedir que aquel tallo quiebre y asegurar que la vía esté a salvo. Pasé por allí como si de un sueño se tratase. Creo que ni pisaba, levitaba. Mis ojos, como platos, advertían a modo de termómetros temperaturas infernales en aquellos cuerpitos esculpidos en barro. Brebajes rojos transfundidos de urgencia hacen circular por sus recién estrenadas venas soldaditos que defenderán la fortaleza de su pecho. Y algo que me heló la sangre: el llanto. Pero no su fuerza, sino su ausencia. Sentirlos respirar dormidos por la anestesia de la fiebre da un miedo atroz, del mismo modo tal vez, que el oír un llanto naciendo de un pulmón de apenas semanas de vida, gritando como si el aire lo estuvieran robando, como si fuesen cuatro pulmones, como si fuesen seis gargantas… En el lugar, tan poco iluminado, como mal ventilado, reina el silencio, quebrado solo en momentos puntuales por llantos desesperados, que son ahogados por pezones desvergonzados o tetinas tan insípidas como inútiles e inapetentes.

Pastillas machacadas son diluidas en tapones de botellas. Perlas níveas se derraman por las comisuras de sus labios deshidratados. Hablar de dosis entre machaque, derrame y vómito, es absurdo, carece de sentido.

 

Experiencia de voluntariado en India

 

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Un Proyecto Hospitalario

La estancia en «Menni Family Home» ha tenido para mi esposa y para mi múltiples facetas enriquecedoras, la de conocer la vida de las Hermanas en Misión muy de cerca, la de familiarizarnos con la Pastoral Vocacional, la de comprobar que el trato humano y la relación de cariño no requiere del conocimiento común del idioma.

Por supuesto, también el acercamiento a la la sociedad india ha sido de gran interés: su frenesí, el problema de las basuras, las sonrisas, los colores, los olores, la ausencia de hostilidad, la intensa religiosidad que lo impregna todo.

La fortaleza de la vocación, la alegría y energía con que afrontan cada día, el afrontamiento de situaciones de dificultad para la integración social son muy admirables en Sor Lourdes, Sor Josefina, Sor María Mercedes y Sor Lorenz. Las dificultades son muchas, idiomáticas, de diferencia cultural, económicas, de aceptación por parte del entorno pero las van superando una tras otra. Cuentan con aliados importantes, la policía local, el coronel del acuartelamiento vecino, la iglesia católica y está buscando mas entre los profesionales de la salud mental. Sin duda la progresiva incorporación de Hermanas nativas y nuestros apoyos desde aquí habrán de servir para que el proyecto Hospitalario en India cobre vigor.