Nuestras vivencias han quedado impregnadas para siempre en nuestros recuerdos.
Esta es nuestra historia, brevemente resumidas todas nuestras vivencias en lo que ha dado de sí un mes de aventura africana, en donde las mañanas se convirtieron en un trabajo impactante, triste en ocasiones e inquietante y conmovedor en otras. Cada día era un nuevo descubrimiento, las vivencias con aquellas personas tan peculiares para nosotras y nosotras para ellas se convirtieron en un aprendizaje mutuo.
Las tardes también se convirtieron en un trabajo, pero éste más enfocado a nuestro ámbito. Las hermanas tuvieron la gran idea de animarnos a realizar un grupo de niños y niñas por la tarde con los que poder hacer actividades, y así fue. Hicimos e hicieron que las tardes en aquel lugar fueran apasionantes, divertidas, educativas e incansables. Aquellas personitas entraron en nuestra vida de una forma abismal, logrando que a través de juegos y talleres educativos nos llevásemos a España un recuerdo increíble e imborrable. Nos preocupaba un poco que se nos acabaran las ideas, pero con aquellos/as niños/as eran más que imposible, ya que les encantaba repetir los juegos que más les gustaban, de hecho uno de los momentos más divertidos que recuerdo era cuando llegaban ansiosos/as por empezar una hora antes de la acordada.
Y por supuesto las hermanas se convirtieron en nuestra familia.
Me quedo en primer lugar con lo vivido, en segundo con que los/as niños/as en cierta manera han aprendido de nosotras a pequeña escala a respetar cosas importante que para ellos aún no lo son. Y por último nosotras nos llevamos a nivel personal y profesional una experiencia inolvidable, que esperamos podamos sacarle provecho a todos los niveles en nuestra vida. Y claro está, recordarla siempre como un viaje, una aventura fascinante y fugaz, pero infinita en nuestra memoria.
Ana Bel Celeste