Voluntariado en Maputo (Mozambique)

 

Dos voluntarios que han estado en Maputo (Mozambique) durante el mes de febrero han quedado palpablemente sensibilizados que a día de hoy quieren expresar sus vivencias, para ello ha organizado una jornada de sensibilización sobre el proyecto y desean dar a conocer nuestro proyecto solidario que se gestó en nuestra estancia en Mahotas – Maputo – Mozambique. Y nos comunican que:

  • Nuestra mirada ha cambiado, poco a poco nos fuimos dando cuenta que el mundo y las personas van mucho más allá de lo que nosotros llamamos “civilización y progreso”. Hay lugares en el que «tener» y «vivir» tienen otro significado.
  • Queremos explicar nuestra experiencia personal y emocional así como dar a conocer nuestro proyecto solidario que se gestó en nuestra estancia en Mahotas – Maputo – Mozambique.

  

Mozambique

 

 

 

 

 

 

 

………. Aprendí que el dulce sonido de cada sonrisa regalada

 

 

Laia

………. Aprendí que el dulce sonido de cada sonrisa regalada, el calor humano de cada abrazo robado y el poder de cada mirada agradecida son la recompensa más valiosa

Durante mi colaboración como voluntaria en el Centro Psiquiátrico Sagrado Corazón (Quito, Ecuador) del 27 de Junio – 2 de Octubre desarrollé la tarea de terapista física en las áreas de psiquiatría mujeres y cuidados paliativos.

Al principio fue una mezcla de ilusión y miedo. Ilusión por poder ayudar haciendo lo que más me gusta en el mundo y miedo por no creerme capaz. A la vez, me sorprendió la calidez con la que me recibieron tanto mis compañeros, como las hermanas, como cada uno de los trabajadores del hospital. Su cariño y confianza me hicieron sentir parte de su gran familia.

A veces los recursos son un poco más limitados pero lo compensan con la calidez humana con la que tratan a cada paciente y trabajador, esa humanidad que es tan difícil de encontrar en los países más desarrollados. Por otra parte, en mi tiempo libre (fines de semana), tuve la oportunidad de viajar y conocer Ecuador, un país lleno de potencial y belleza natural.

«Te llevarás mucho más de lo que dejarás.»

Estas fueron las palabras que me dijeron antes de empezar esta experiencia inolvidable y que hasta día de hoy, a pocas horas de volver a casa, no pude comprender con exactitud.

Durante el transcurso de estos 3 meses cómo voluntaria viví, aprendí y sentí cosas que hasta ahora la vida nunca me dio. Aprendí que el dulce sonido de cada sonrisa regalada, el calor humano de cada abrazo robado y el poder de cada mirada agradecida son la recompensa más valiosa; que las ganas de vivir son el impulso más fuerte para un luchador; que la felicidad se esconde en los pequeños momentos y que sólo debemos estar atentos para valorarlos. Aprendí que no existen personas con discapacidades, sino con capacidades diferentes, que debemos aprender a valorar. Que desgraciadamente el mundo en el que vivimos muchas veces es cruel y hay que regalarle humanidad. Aprendí que no hay batallas perdidas siempre que hayan sido luchadas. Y todo eso lo aprendí del ejército de guerreros y guerreras con los que tuve la suerte de cruzarme en esta etapa tan importante de mi vida.

Me entregué, di todo lo que estaba en mis manos para poder ayudar y mejorar la calidad de vida de todos y cada uno de los pacientes que atendí. Dediqué mi tiempo, con ilusión y ganas. Y aun así, siento que he recibido mucho más de lo que he podido dar. Ellos, que aparentemente no tienen nada más que lo que son, te entregan un pedacito de ellos y de su corazón sin intención alguna de ser recompensados. Ellos son el mejor regalo, el mejor agradecimiento y el motivo principal por el cuál esta experiencia ha marcado un antes y un después en el transcurso de mis días. Y eso es lo que intentaré transmitir en mi día a día, con la gente que me rodea, intentando construir un mundo mejor. Se lo debo.

Finalmente, solo tengo palabras de agradecimiento para todas y cada una de las personas que formaron parte de esta experiencia; des de los pacientes y sus familiares, hasta las hermanas que me acogieron con los brazos abiertos, pasando por cada uno de los trabajadores que hacen posible la atención integral y personalizada de cada persona que ingresa en el hospital; dando no sólo atención profesional sino poniendo todo su corazón y empeño. Gracias a todos por darme tanto, pidiendo tan poco.

Laia

 

La sabiduría de los ancianos, imprescindible para el progreso…

 

A través de la Fundación Benito Menni, hemos tenido la oportunidad de realizar Voluntariado Internacional en un centro de las Hermanas Hospitalarias en Argentina “Hogar Argentina», “Hogar Nuestra Señora de Belén”.

Hemos aprendido a escuchar a la gente, y compartir momentos con ellos.

La relación con el personal y las hermanas ha sido muy buena, la gente allí es muy agradable y siempre nos ayudaron.

Vivir esta experiencia ha sido muy gratificante, y nos acordaremos de eso durante mucho tiempo, hemos podido intercambiar con personas que tenían otra cultura, y forma de ver la vida. Nos hemos dado cuenta de que los ancianos son personas que saben mucho y podemos aprender continuamente de ellos.

Juliette t Sarah

Hogar Argentina 1

 

Hogar Argentina 2 

 

 

 

 

Encuentro de Coordinadores de Voluntariado Nacional de España

 Voluntariado 1

Participación de la Fundación Benito Menni en el Encuentro de Coordinadores de Voluntariado Nacional de España.

Desde la Coordinación Provincial de Identidad y la Consejera del Voluntariado nacional, se celebró una Jornada con el título “Sed Alegres en el servicio” para los Coordinadores nacionales de Voluntariado nacional de España, el día 21 de Septiembre en la calle Vaquerías de Madrid, sede de la Provincia de Hnas. Hospitalarias de España.

A dicha jornada, se invitó a la Fundación Benito Menni y en su nombre acudió Mª Rosa Izquierdo, el tema que correspondió exponer a la Fundación Benito Menni, versó sobre “el Voluntariado Internacional”, Protocolo y una breve presentación de la misma.

En esta jornada de trabajo se presentaron otros temas de interés entre ellos: los formatos consensuados y normas de aplicación de distintos documentos del voluntariado, Formación del Voluntariado en temas de Identidad, incorporación de procesos, y algunos aspectos de Ley 45/2015, de 14 de octubre.

Agradecemos la participación y el encuentro.

Voluntariado 2

 

 

 

 

 

 

 

… siendo las manos de niños que no pueden utilizarlas, haber sacado tantas sonrisas en tan poco tiempo

Carmen.Mozambique1

La realización de mi voluntariado a través de la Fundación Benito Menni, lo he realizado en el Centro de rehabilitación psicosocial las Mahotas. Mozambique

Principales actividades y tareas que he desarrollado, han sido

• Ayuda para comer tanto en el desayuno, almuerzo y merienda a los pequeños con parálisis cerebral
• Colaboración en la alfabetización de los pequeños más autónomos
• Realizar programa de actividad física orientada a la autonomía y autoestima de los usuarios adultos.
• Ayuda en la higiene bucodental tanto de adultos como menores.
• Ayuda a familiares en edad escolar de usuarios que normalmente recogían a sus hermanos en materias que demandaban dificultades en la escuela como matemáticas e inglés.
• Ayuda en la limpieza y saneamiento de los invernaderos.

La interacción con el equipo de profesionales del centro desde el primer momento fue muy buena, me hicieron sentir parte del equipo desde el primer día dándome toda la ayuda necesaria y también prestándose a que les enseñara nuevas metodologías sobre todo en educación.
, me volqué de lleno en que el educador de centro conociera otro tipo de metodología más individual debido a la gran diversidad de niños que existían, en la cual, el educador le gustó mucho y mostró un gran interés por que se llevara a cabo, Con respecto a las hermanas solo puedo tener palabras de agradecimiento por su continua disposición para todo lo que necesitásemos, hospitalidad y trabajo que realizan cada día en el centro, nos hicieron sentir como en casa
Me he quedado con la pena de no haber podido estar más de un mes y haber podido ofrecer más ayuda, pero igualmente me voy con la gran satisfacción de haber ofrecido todo mi amor, cariño y trabajo a cada uno de los usuarios y profesionales que había, sintiéndome útil, siendo las manos de niños que no pueden utilizarlas, colaborando en la mejora de la educación con los pequeños y adultos y lo que es más importante para mí, haber sacado tantas sonrisas en tan poco tiempo. Realmente me llevo la sensación de haberme traído yo más aprendizaje de la vida que lo que yo haya podido aportar, pero igualmente, muy feliz del aporte mutuo de ayuda y conocimiento aportado y que me han dado
De Mozambique me llevo muchísimos aportes que prácticamente me han hecho cambiar la perspectiva sobre mi vida y sobre lo que me rodea, haciéndome más fuerte y más sensible a la vez entre los aprendizajes destaco los siguientes:
• Valorar la vida que tenemos en nuestra sociedad y entender que la felicidad es mucho más sencilla y menos materialista de lo que se vende en nuestra sociedad.
• He aprendido de la importancia de la amistad y la gratitud de la gente que vive allí. Dar las gracias mirándote a los ojos es algo que en nuestra sociedad se ve cada vez menos.
• Tener el corazón siempre abierto a todo el mundo sin menospreciar a nadie y valorar a las personas sin etiquetarlas de primeras. Todos llevamos un potencial dentro que no se llega a ver si no nos dan la oportunidad de explotarlo. Las hermanas de allí conseguían sacar la pequeña rosa que todos llevamos dentro y sacarle el máximo partido.
• HOSPITALIDAD
• Afrontar la vida siempre con optimismo y con una sonrisa ante toda adversidad.
• La importancia de aportar información y educación a la sociedad para poder erradicar mitos y leyendas que nada tienen que ver con la realidad, sobretodo en el tema de la salud y discapacidad.
• Apreciar y valorar a las personas que nos apoyan cada día porque ellos son la fuente de nuestra vida y no dejarnos llevar por nuestro propio ego

He entendido la importancia de aprovechar cada recurso que nos dan al máximo

Este voluntariado ha sido una de las experiencias más importantes a nivel personal que he vivido hasta el momento. Fui con los brazos abiertos a ayudar y sentirme útil para las personas que más lo necesitaban pero haciendo vista de lo vivido, he sido yo a la que han ayudado a crecer como persona a través de la generosidad y hospitalidad de las hermanas además de usuarios que te hacían entender que todo en esta vida es posible con esfuerzo y perseverancia, que el tener una discapacidad y más en países subdesarrollados es complicado sólo si lo ves desde ésa perspectiva, haciéndome valorar todo aquello que tengo y a perder ese egoísmo intrínseco que nos ahoga en países consumistas y materialistas como el mío.

Entender la importancia de que la sociedad sea crítica sólo se consigue mediante la educación y a través de ella eliminar mitos y acciones que se realizan debido a la falta de la misma. Es difícil de conseguir pero si algo he aprendido es que en sitios como Mozambique la mejor forma de aportar es dando ejemplo, y en centros como el de las Hermanas Hospitalarias se lucha cada día por que la persona con discapacidad sea valorada, se le dé un trato digno y sea una persona útil para la sociedad además de ayudar a la alfabetización de una gran parte de niños.

En países desarrollados donde he vivido toda mi vida, cada vez más el trabajo se enfoca hacía
esa recompensa económica y donde las horas trabajadas parecen una cuenta atrás en el que nos echamos las manos a la cabeza si llevamos media hora de más en el trabajo. La competitividad y perfeccionismo nos hacen perder el rumbo de por qué y para quién estamos trabajando. En mi caso, que trabajo con personas, he aprendido a tomarme las cosas con más calma, amar cada momento que dedico a mis usuarios, ayudar de forma desinteresada a mis compañeros y sentirme apoyada, porque con el corazón abierto y disfrutando realmente de las cosas que haces sabe mucho mejor tu trabajo

Realmente no he encontrado ninguna dificultad o problema que no se haya podido resolver al momento. El tema del idioma la primera semana fue un poco más complicada pero tras una semana me sentía muy cómoda con él.

Me gustaría repetir está experiencia

Esta experiencia ha sido lo mejor que he podido hacer, me ha cambiado como persona y todo el cariño que me llevo por parte tanto de las hermanas como trabajadores y usuarios me hace querer volver a compartir mi tiempo con ellos.

Carmen

 

 

 

 

una experiencia realmente maravillosa…

Maria

una experiencia realmente maravillosa…… y he crecido personalmente

He desarrollado el voluntariado Internacional durante casi mes y medio en la Comunidad Terapéutica Puntiti Cochabamba- Bolivia

Ha sido una experiencia realmente maravillosa, ya no solo en el ámbito profesional que gracias a todo lo que me han dejado involucrarme y a los grandes profesionales que hay en el centro he aprendido mucho. Pero además me han hecho crecer un poco más como persona, conociéndolos y viviendo con ellos día a día.

La realidad con la que me he encontrado, y a las expectativas que llevaba, es un Centro que atiende a Niños/as con gran discapacidad física y psíquica: Esperaba encontrar un centro más pobre y con menos recursos, pero aunque no se dotara de grandes lujos con los recursos que tenían accesibles hacían un gran trabajo con los niños.

Me han dejado involucrarme en todas las áreas como una trabajadora más.

La Interacción y relación con el personal, Hermanas, voluntarios en el centro de destino y otras personas del entorno desde primer momento me han tratado como una más y siempre han cuidado de mi tanto las Hermanas con las que compartí vivienda como todos los trabajadores del centro.

Maria

 

 

 

 

He sentido la vida misma

Francisco 1

Esta experiencia me ha enseñado que el único propósito que tenemos en la vida es vivirla siendo felices. Y que para ser feliz tenemos que madurar mucho: ver que en el mundo no solo vives tú, que la felicidad no es una casa, no es el dinero, no es la ropa o los lugares que has visto. No es conseguir el mejor trabajo ni tampoco se trata de compararse, criticar o lograr más que la persona que tenemos al lado.

Ser feliz lo elegimos nosotros, y lo podemos ser con muy poco: conociéndonos, viéndonos desde fuera, viendo lo apasionante que puede ser la vida si decidimos sonreírle en cada paso que damos en el ahora, el presente, y no en las ilusiones viviendo en lo que haré, el futuro.

Pero creo que también es importante considerar que si agradecemos en vez de juzgar, si abrazamos en vez de señalar, si perdonamos en vez de acusar o si comprendemos en vez de criticar descubriremos el verdadero placer de vivir junto a las personas y no con o contra ellas.

Durante este mes, la pobreza me ha enseñado a valorar lo que tengo; la gente me ha
ayudado a querer y a ser agradecido. Las hermanas me han enseñado que una persona es capaz de entregar su vida a Dios y a vivir por y para las personas necesitadas. Los niños me han enseñado que cada uno es diferente, y por eso hay que tratarlos de forma diferente, dándole la ayuda que necesitan, partiendo de las diferentes necesidades de cada uno. Dar de comer a un niño con parálisis cerebral durante una hora me ha enseñado a ser paciente, a respetar los tiempos y a saber entender a una persona que no puede hablar, pero que con su mirada y sus gestos te decía cuando tenías que esperar y cuando tenías que acercarle la cuchara a la boca o cuando tenía sed.

La superiora Elisabeth me demostró qué es trabajar con entrega, con ilusión, con pasión o como ella decía, a trabajar con el corazón, donde la razón de tus actos no es el dinero sino tu propia voluntad de trabajar haciéndolo lo mejor que lo sabes hacer.

La hermana Martina me enseñó la diferencia entre pobreza y miseria cuando caminábamos al lado de las casas construidas al lado de un basurero gigantesco en medio de la ciudad (ahí entiendes porque la esperanza de vida es de 56 años, y las principales razones de muerte sea la tuberculosis, hepatitis o infecciones). Uno ve el hambre y la desesperación cuando diez personas vendiendo pescado en la calle se empujaban entre ellos para que les compraras. Pero también ves la alegría que refleja una ciudad llena de niños jugando felices en las calles con palos y piedras entre ellos.

Sientes la humildad de una persona que te agradece enseñarle a escribir su nombre.

Sientes el cariño de los niños cuando juegas y les haces reír con un balón o unos palos.

He sentido el cariño, el aprecio y el agradecimiento de personas no les debo nada.

Sientes, sientes y sientes… he sentido la vida misma, he sentido una gratitud humana que no había sentido antes.

Todo esto es lo que me ha enseñado África, una experiencia que siempre recordaré como el mes que me enseñó que el ser humano elige ser feliz viviendo con lo que tiene,
porque se adapta, porque sabe olvidar y luchar. Vuelvo con más energía, con muchas ganas de vivir pero también sintiendo la tristeza de haber vivido las consecuencias del capitalismo: el hambre y la pobreza que occidente sabe que existe, pero que nadie puede cambiar y por eso, a nadie le importa.

Francisco