Voluntariado en Douala. Camerún

 

….. Poder llevar la ternura y el cariño y ver una sonrisa en sus rostros, escuchar…. es una experiencia que queda gravada en el fondo de tu corazón y agradeces al Señor haber podido ser Su instrumento.

…… He podido profundizar en el «carisma hospitalario» y sólo tengo palabras de admiración y reconocimiento a

Me llamo Carmina, soy una laica hospitalaria de Barcelona, y este mes de julio 2018 he tenido el privilegio de realizar voluntariado internacional a través de la Fundación Benito Menni en el Centro y Comunidad de Douala (Camerún).

El cartel que encontré encima de mi cama al llegar ya lo decía todo:
«Soyez la bienvenue parmi nous»

Fui «bienvenida», acogida calurosamente «entre» ellas, es decir, tratada como una hermana más desde el minuto 1.

La experiencia, a todos los niveles (acogida por la comunidad, colaboración en la misión, estancia…), ha sido excepcional, ha superado todas mis expectativas. Todo ha sido muy positivo y no ha habido ninguna complicación. Todo ha sido fácil y ha fluido serena y gozosamente.

– Todas las mañanas, he trabajado en el Centro de salud mental «Benoît Menni» colaborando en la farmacia, en la acogida de los pacientes, en los talleres que realizan con un buen grupo de niños y jóvenes con diversas enfermedades mentales.
– Un día a la semana, íbamos a lo que ellas llaman las «antenas» que son salas. prestadas por la diócesis o por otras comunidades religiosas, donde se desplazan las Hnas. (a bastantes Km. de distancia de Douala) para atender a los enfermos alejados y sin medios para acudir al Centro.

Tanto en el Centro de Douala como en las «antenas», previamente a la consulta de los enfermos, debíamos preparar la medicación distribuyendo cada medicamento en pequeñas bolsitas de 15/30/60… de pastillas que luego distribuíamos según prescripción médica.

Otro día nos trasladamos a los «Enfermos mentales en la calle»: el sábado, a las 8 de la mañana, en una furgoneta de las Hnas., salimos a recorrer las calles de Douala. Participamos 2 Hnas. y 7 laicos. Íbamos cargados con un montón de comida caliente en recipientes térmicos que las Hnas. habían preparado previamente (arroz, salsa, pescado y bebidas, fresquitas). También llevábamos utensilios de higiene y de curas.

El objetivo era localizar a los «pobres de los pobres», los que carecen de salud, de todos los medios básicos para sobrevivir (vivienda, comida…), de familia, de calor humano…. los olvidados, los rechazados, los invisibles para todos.

Desde las 8 hasta las 15h atendimos a 34 personas. Con suma delicadeza y respeto, nos acercábamos a ellas con una bebida e intentábamos entablar una pequeña conversación ofreciéndonos a cortarles el pelo, afeitarles, cambiarles la ropa, curarles si tenían heridas, darles un buen plato de comida caliente…

Creo que no olvidaré nunca esa mañana. Poder llevar la ternura y el cariño de Jesús a los que son Sus «predilectos» y ver una sonrisa en sus rostros, escuchar: «Gracias, que Dios os bendiga»… es una experiencia que queda gravada en el fondo de tu corazón y agradeces al Señor haber podido ser Su instrumento.

Sólo me queda decir que las vivencias de este mes han superado todas mis expectativas con creces. He podido profundizar en el «carisma hospitalario» y sólo tengo palabras de admiración y reconocimiento a vuestra labor. Contad con el compromiso y colaboración en su expansión.

  

Voluntariado en Douala 2

 

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