Un lugar, en el que el diferente fui yo…

Gonzalo

Contamos con dos nuevas experiencias de Voluntariado Internacional realizadas a través de la Fundación Benito Menni. Las dos en Maputo, Mozambique, donde Voluntarios Internacionales han contado de primera mano la felicidad que les invade cuando conocen a su gente, a los niños, a esas personas tan maravillosas que consiguen con los pocos medios que tienen resultados maravillosos. Y sus niños, con su capacidad de multiplicar el valor de las cosas, consiguen cada día que todo se convierta en amor.

A continuación, podéis leer los dos testimonios:

 

Un lugar donde el diferente fui yo.
Los medios no son lo más importante, sino la voluntadad de querer cambiar las cosas con los medios que se disponen.
El voluntariado que realicé era algo que llevaba en mi cabeza más de diez años, estuve a punto de hacer uno en el 2008, pero por motivos laborales lo cancelé, pero la idea continuó en mi cabeza.
El viaje lo fui preparando con tiempo, pero una vez ahí pude ver de primera mano todo lo que pasa en un país y continente completamente diferente al que vivimos, un lugar donde el diferente fui yo.
La experiencia ha resultado muy buena desde muchos puntos de visto, ha conocido a gente muy entregada y trabajadora, con los medios que tiene hacen cosas extraordinarias, y a unos usuarios muy agradecidos por lo que reciben.
Trabajo en el ámbito de la salud mental, y poder ver como se trabaja en un país diferente y con unos medios escasos, me ha hecho reflexionar: en muchas situaciones los medios no son lo más importante, sino la voluntadad de querer cambiar las cosas con los medios que se disponen, y con esto se puede hacer mucho.
Por último decir, que este fue mi primer paso, mi primera experiencia, y no será la última.
Gonzalo

 

Tan solo eso… logran cada día que todo a su alrededor se convierta en amor.

Lara

Los niños de Mahotas en Mozambique tienen la capacidad de multiplicar el valor de las cosas y logran, cada día, que todo a su alrededor se convierta en amor.

La idea de que algún día el mundo se nos mostrará transparente y que lograremos dar explicación para casi todo, nos ayuda a sobrevivir a muchas tragedias cotidianas. Tragedias como las de los niños de Mahotas en Mozambique a los que la Naturaleza o la mala suerte les truncó su vida.
Sin embargo, sólo ellos, tienen la capacidad de multiplicar el valor de las cosas. Son auténticos alquimistas de lo que para el resto es banal. Sus sonrisas son las más hermosas del mundo y al escuchar sus risas uno siente unas ganas irrefrenables de volver a escucharlas. En ocasiones les ves tan relajados y serenos que logran que el mundo se libre de sus rencillas y sólo deseas, con todas tus fuerzas, que ese momento se haga eterno. Convierten a sus padres en héroes dotados de libertad porque han asumido lo que para muchos sería inimaginable. A sus jóvenes hermanos en guerreros incansables capaces de dar su vida por ellos, de llevarles a la espalda porque su peso es insignificante a comparación de todo el amor que sienten. Sólo ellos, y en apenas unos instantes, son capaces de cambiar el escenario, un escenario que a primera vista puede resultar hostil.
Aún recuerdo la sensación de injusticia y rabia que me invadía cuando llegué, no lograba entender nada. Actualmente tampoco lo entiendo y desearía que nada de esto pasase pero puedo decir que los niños de Mahotas no andarán ni hablarán, pero logran cada día, que todo a su alrededor se convierta en amor. Tan sólo eso.
Lara