Experiencia de voluntariado en Ghana

 

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Una Experiencia Inolvidable

Ha sido una experiencia inolvidable de acercamiento a otra cultura,
el conocer la vida de los enfermos, las dificultades…te hace consciente de la necesidad que existe y de la labor tan importante que se hace para que vida de estas personas   sea mas digna. Es admirable  el servicio tan desinteresado que se presta y el amor con el que se realiza.

Dori

 

 

Experiencia de voluntariado en Guinea Ecuatorial

Gracias por Vivir esta Experiencia

Mi experiencia en Guinea Ecuatorial con las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús ha sido un tiempo para dar y recibir, para mí y para los demás, un tiempo de ver y aprender. Son muchos los sentimientos y emociones vividas. Alegrías, tristezas, sonrisas, lágrimas, ternura, empatía, cariño, dolor, indignación, ESPERANZA…

La estancia en Bata durante una semana supuso para mí una adaptación al lugar, al calor húmedo y sofocante, conocer un poco la ciudad, los contrastes que hieren entre un hermoso paseo marítimo por el que nadie pasea y a escasos metros casas amontonadas en zonas de tierra con basura por cualquier lado y a falta de luz y agua. Las sonrisas de los niños, sus ojos despiertos y vivarachos, mujeres vendiendo los productos típicos en una mesa de apenas un metro cuadrado al lado de las carreteras de tierra, abuelas cuidando de una prole de nietos y los más mayores a su vez cuidando de los más pequeños, hombres a la sombra del abaha (casa de la palabra) o “tomando” en un bar.

He colaborado en Ebebiyin como auxiliar de enfermería en el Centro de Salud Angokong. Me ha asombrado la gran fortaleza de estas personas, su capacidad de aceptación y serenidad ante la enfermedad y me ha causado una gran satisfacción cómo pacientes aquejados de epilepsia cuentan que desde que toman la medicación no tienen crisis, lo que conlleva ir dando pasos en la eliminación  de esas creencias producto de la brujería, tan arraigadas en África.

Esta experiencia también me ha permitido conocer personas y vivir momentos especiales como la fiesta que se le hizo a Águeda por sus votos perpetuos como religiosa y en la que todo era alegría. La sonrisa que me regaló Francisco (un niño con discapacidad) y el inmenso Amor que vi en sus ojos,  la Generosidad, el Amor y su “sentir a JESÚS” de Angelina, enferma mental o no tanto, que me tocó tanto el corazón, las Hermanas por su hacerme sentir cómoda y tantos otros detalles.

Por todo ello doy GRACIAS.

Y GRACIAS a las personas que me han dado la oportunidad de vivir ésta experiencia, de manera especial aquellas con las que la he compartido y cuantas me han prestado su ánimo y apoyo.

MILA