Han pasado casi tres meses ya desde que volví de Mozambique y todavía me cuesta encontrar palabras para describir mi experiencia allí. Cuando pienso en los dos meses allí vividos, se agolpan en mí tantos sentimientos y emociones experimentadas que no sé por dónde empezar, aunque las personas acaban viendo en ti, más que en tus palabras, que esta experiencia de voluntariado ha sido algo que ha marcado tu vida, que ya no volverá a ser como antes.
La experiencia vivida ha sido un antes y un después en nuestras vidas. Si habría que resumirlo en tres palabras, estas serían, crecimiento (humano, profesional, personal…), conocimiento y hospitalidad.
Íbamos a la aventura, nunca antes habíamos hecho voluntariado de este tipo. Pero la experiencia ha sido inolvidable. Allí trabajamos en el hospital que tienen las hermanas en Assin Foso, cada una de nosotras en distintas zonas según nuestra especialidad (planta de pediatría, laboratorio y consultas/quirófano), así pasábamos todas las mañanas, conociendo las realidades de la forma más cercana posible.
Nuestras vivencias han quedado impregnadas para siempre en nuestros recuerdos.
Esta es nuestra historia, brevemente resumidas todas nuestras vivencias en lo que ha dado de sí un mes de aventura africana, en donde las mañanas se convirtieron en un trabajo impactante, triste en ocasiones e inquietante y conmovedor en otras. Cada día era un nuevo descubrimiento, las vivencias con aquellas personas tan peculiares para nosotras y nosotras para ellas se convirtieron en un aprendizaje mutuo.
…. un antes y un después
Ha sido interesante, para mi, poder aportar algo de conocimiento en nuestra forma de trabajar. Resulta difícil trabajar sin recursos (médico, medicinas para dar un tratamiento continuado, entre lo más básico).
Considero que hay mucho trabajo por hacer en Togo: Sensibilización ciudadana en las enfermedades mentales, recursos sanitarios (medicamentos, especialmente para la gente que no los puede pagar y que son la inmensa mayoría), especialización técnica y profesionales.